En la concepción relativista, dialogar significa colocar la propia fe
al mismo nivel que las conviciones de los otros, sin reconocerle por
principio más verdad que la que se atribuye a la opinión de los demás.
Este hombre tiene una voz muy particular, es bajo de estatura, es gordo y usa un bigote que hace de rostro un cuadro de Fernando Botero. Ha llegado a una hora muy apropiada para destaparme a mí, Dadmelis Solórzano en pleno. No lo han presentado, simplemente ha llegado a conversar con su familia.
Sorprendentemente mis dotes carismáticos quedaron opacados con la llegada de este hombre que con suma confianza abría la boca para expresarse de la mejor manera. Estando con mi novio y uno de sus amigos más queridos por antigüedad, el hombre continuaba hablando y todos reíamos con el meneadito singular de la cerveza en una mano y el cigarrillo en el otro.
Entradas dos horas después de su llegada, el olor del cigarrillo y las tantas cervezas que ya me había bebido, empezó a hablar de las intensidades, sentimientos y actitudes que toma el ser humano ante ciertas circunstancias de la vida cotidiana o abstracta, me habló inclusive del amor, -cosa que para mi es importante tocar con cada persona que conozco porque forma parte de mi conocimiento personal y de las anécdotas de un libro que escribo con mucha candidez y egoismo-.
Ha dicho que en una relación normal de pareja debe haber dignidad y el respeto del espacio individual de cada persona, ¡Estoy de acuerdo!, asenté con la cabeza cuando se refirió a las mujeres como ‘armas sometedoras’ e inclusive le hice saber que yo era diferente, no me creyó. Ha hablado de todo aquello que gira entorno a las relaciones amorosas, temas de interesa aguda para todos. Pero luego de eso pasó algo.
Novio se retira de la escena y comienza un poco de eso que yo llamo Intrínseca comunicación. “Me ha destapado…” le he dicho después de media hora de conversación. “Él viajará, -le he dicho y ya lo sabía-, estoy bien”. Este hombre de nombre Franco me ha dicho: “Se nota que eres una persona complicado, -he asentado con la cabeza esta aseveración- te muestras dura pero no lo eres, eres una persona demasiado sensible y sentida y eso deberías explotarlo, darle un significado y mostrarte ante él como realmente eres y te sientes. Estás deprimida porque se va y no sabes si vuelve o se enamora por allá. Él te dice que vuelve, pero es que el tiempo es incierto. Personas van y vienen, no te preocupes”, en este momento he caído en una crisis sentimental indescriptible, a Dios gracias doy por saber controlar mis sentimientos de a poco, porque me he puesto a llorar bajo la mirada curiosa de este señor.
Ocasionó esto cierto flashback de todo aquello que he vivido con quien parte, y me ha procurado un llanto tan profundo como el sonido de la lluvia sobre el pasto. Controlé un poco ese impulso y este último entra en escena de nuevo, me incorporo sobre mi misma y resumimos cuentas de lo que hablamos. Sale de escena nuevamente, me encorvé y seguí llorando.
Increíblemente asumí al instante de la incorporación de Él en escena nuevamente. Pero lo que no puedo creer es que me hayan destapado así no más, sin pedir permiso y con un certificado en psicología bajo el brazo porque nunca se lo dejó ver. Siempre he sido medio incrédula con eso de la psicología, pero ya no lo soy, este señor vio más allá de las palabras, vio gesticulación y otras cosas que de una u otra manera sé que utilizo porque soy sumamente expresiva, pero tampoco.
Al final Novio no se dio cuenta de mi condición depresiva hasta que nos fuimos de allí. Lo que me marcó es que me sentí descubierta y vulnerable ante sus palabras, parecía me conocía hace años y no era así, no me voy a olvidar de estas palabras: “Eres transparente”.