¡Ay no, los días están pasando como volando!-, expresó una señora en el vagón número 3 del metro de Caracas al ver que la fecha del periódico que tenía en sus manos ese día tenía fecha del 28 de enero de 2010. ¡Coño!-, dijo un familiar en estos días cuando le aseguré que estaba envejeciendo a una velocidad impresionante, solo me dijo que en algún momento yo llegaría a esa edad, “si y sólo si te cuidas muchachita”.
¡Te extraño!-, le expreso todos los días a una de mis mejores amigas que está muy lejos de mi. Le he dado la seguridad que al pasar unos meses la iré a visitar al menos 15 días. Estoy muy feliz por ella porque no sólo ha encontrado la estabilidad sino al amor de su vida. ¡Lo sabía! Le expresé cuando el hombre la sorprendió con un anillo para pedirle compromiso. Reímos a carcajadas de felicidad por la gran noticia. Muero porque se cumpla el tiempo que me he estipulado para ir a verle lo más pronto posible.
¡No si no estoy yo contigo!-, me dijo A.L cuando se enteró que me fui a fotografiar a un grupo armado en una zona muy peligrosa de Caracas, y me indicó que no lo hiciera de nuevo si él no iba conmigo; se que le produjo mucha risa escuchar todo el cuento, y a mi me produjo mucha más risa contarle. Le conozco hace más de 4 años y le quiero muchísimo. Le he prometido buscarle en lo más recóndito si se llega a mudar de casa, que al parecer es pronto, y me ha dicho que es el momento de ir a por él. He esperado mucho tiempo para verle, mi tiempo y su tiempo unidos están a favor del encuentro. ¡Estoy segura de ello!
Es dar por hechas, cumplidas las palabras que se expresen para no quedar en mal con el tiempo, el espacio y la seguridad que siente el entorno. Mientras escribo esto hace un clima terrible en la ciudad, hay una tensa calma que se puede cortar con un hilo si se quiere, pero lo más curioso es que así estoy yo también.